Los rascacielos de Hong Kong delinean el horizonte con una característica en común: un agujero en el centro, llamado ‘la puerta del dragón’. ¿Qué significa y qué función tiene? Aquí te lo contamos.
En la cultura china y asiática, los dragones han estado presentes desde hace milenios como símbolo de protección, misterio, abundancia y autoridad. Se cree que los dragones son los gobernantes de los cuerpos de agua en movimiento y del tiempo y cuidan a los seres humanos con sus poderes místicos y gran fuerza.
Así, al construir edificios altos que reflejan prosperidad o riqueza, los arquitectos de aquel tiempo dejaban una ‘puerta’ para que pasaran los dragones, trayendo consigo bienestar, prosperidad y fortuna a quienes lo habitaban.
Ahora bien, dejando de lado el misticismo y la creencia de los dragones, este tipo de construcciones comenzó a ganar notoriedad en Hong Kong, más fuertemente a partir del año 1980. En este año se comenzaron a construir rascacielos tradicionales enormes, uno al lado de otro a lo largo de la costa de Hong Kong, lo que hizo que los habitantes de la zona se quejaran de la falta de ventilación y el bloqueo de la vista.
Después de varios estudios e investigaciones por parte de las constructoras, notaron que, efectivamente, la cantidad de ventilación era reducida dramáticamente, pues estaban literalmente ‘bloqueando’ tanto la vista como el viento, afectando a la población y las especies de flora y fauna locales. Después de algunos años de asesorías y más reuniones, llegaron a la conclusión de que ‘la puerta del dragón’ era la solución perfecta, pues es algo que se había usado hace miles de años y permitiría el paso del aire y el sol hacia las zonas detrás de los edificios, contribuyendo a mejorar notablemente la calidad de vida de la población y los ecosistemas.
Así, a partir de la década de los 90, se expidió una ley en la cual todos los rascacielos de Hong Kong debían proveer esta ‘puerta’. Poco a poco, esta práctica ha ido extendiéndose a otras partes del mundo, en donde los desarrolladores ponen especial énfasis en reducir el impacto ambiental y visual de sus edificios, optando por hacerlos más amigables e integrados al medio ambiente.
Stelarhe retoma este principio y se erige en un ángulo de 28º frente a las costas de Mazatlán, similar a una ‘puerta del dragón’, permitiendo el paso del viento y los rayos del sol. Su forma arquitectónica rinde homenaje a las olas del mar y brinda espectaculares vistas, lo que, sin duda, aumentará la calidad de vida de sus residentes, los lugareños y las valiosas especies de flora y fauna.